Es la manera ineludiblemente "moderna" de mirar: predispuesta en favor de los proyectos de descubrimiento e innovación.
En una sociedad moderna las imágenes realizadas por las cámaras son la entrada principal a realidades de las que no tenemos vivencia directa. Y se espera que recibamos y registremos una cantidad ilimitada de imágenes acerca de lo que no vivimos directamente. La cámara define lo que permitimos que sea "real"; y sin cesar ensancha los límites de lo real. Se admira a los fotógrafos sobre todo si revelan verdades ocultas de sí mismos o conflictos sociales no cubiertos del todo en sociedades próximas y distantes de donde vive el espectador.
Érase una vez una gran nube que cubría todo el cielo. Poseía tonalidades distintas, formas distintas y cubría un gran bosque, con árboles de distintos tipos, ríos, todo tipo de animales, etc. Todas las cosas eran preciosas pero todas formaban parte de una única esencia (Dios).
Esa nube fue captando energía del bosque, poco a poco se fue poniendo oscura, y fue acumulando un montón de vapor de agua (espíritu). Cuando estaba ya totalmente llena de energía, se fueron formando pequeñas gotas de agua, al principio diminutas, pero que poco a poco se iban haciendo más grandes. (nacimiento de un nuevo ser).
Una de ellas, la protagonista de nuestra historia, se hizo tan grande que se despegó de la nube y cayó al vacío. Mientras iba cayendo, no sentía ningún peligro porque caía muy, muy despacio y notaba como si “alguien” (Dios y la madre), le iba dando alimento y protegiendo de cualquier cosa.
Pero llegó un momento en que se hizo tan grande, que ahora sí, bajaba más deprisa, más rápido, hasta que cayó en un riachuelo con tanta fuerza que se fue a la profundad, y no pudo respirar durante unos instantes. Menos mal que luego saltó a la superficie con tanta fuerza, que su primera respiración fue intensísima (nacimiento).
Una vez que vio donde estaba, se dejo caer por el riachuelo, porque se divertía; había pequeños saltos de agua que hacían burbujas de aire y eso le daba energía, conoció a otras gotas de agua y el agua iba muy deprisa, etc. No se tenía que preocupar de nada porque los árboles de alrededor le cobijaban, le daban cariño y le daban alimento (padres, familia, etc). En esta época todo era fantástico.
En este periodo (infancia), apenas había problemas. La gota de agua quería estar siempre así. Pero un buen día que seguía jugando con sus amigos y amigas, cayó el riachuelo desde 20 metros de altura a un río enorme (la vida).
Nuevamente cayó a gran profundidad, pero tenía tantas energías que salió en seguida. Observó a su alrededor y vio un río ancho, donde los árboles estaban más alejados, luego ya tenía que ir poco a poco buscándose el alimento (adolescencia). Pero no importaba nada, era una gran gota de agua que podía nadar perfectamente y podía ir de un lado a otro.
No obstante los primeros años no se arriesgaba mucho, y hacía pequeñas aventuras conociendo cosas pero siempre volvía al alimento de los árboles.
Así pasaron los años hasta que un buen día vio que ya no había árboles a los lados del río. Dios Santo!- exclamó, Donde conseguiré el alimento a partir de ahora. Se dio cuenta que su tamaño había crecido enormemente, “era una gran gota de agua” (entrada en edad adulta).
El río se había hecho más grande que nunca, y apenas podía ver las orillas. Se dejó fluir un tiempo por el río, pero eso era un aburrimiento, pensó, voy a una de las orillas a investigar.
Llego así, a una de las orillas y vio muchísima gente que se divertía bebiendo, comiendo, construyendo casas, haciendo coches, etc., etc., etc. La gente allí no paraba de hacer cosas, nunca estaban quietas porque no querían pensar. Todo era maravilloso, las gotas que veía (que por cierto eran oscuras por dentro y reflejaban una sombra. No sabía por qué pero tampoco lo preocupaba), no paraban de hacer cosas, y cada vez querían más y más y más..........
Estuvo un tiempo en esta orilla. Se dio cuenta a los pocos días que siempre era de día; era maravilloso. Al principio todo iba bien, pero más adelante vio que el también tenía ansiedad por tener y poseer cosas, y se volvió oscuro (ego), y empezó a proyectar también sombra (efectos del ego: codicia, vanidad, prepotencia, etc). Notó también al cabo de los años que lo costaba mucho andar, se notaba pesado y con falta de energía. También y no sabía por qué, notaba que tenía más frío y menos sentimientos.
Si, si, notaba todo esto, pero como iba a desprenderse de todo lo que había logrado en esa orilla. Le había costado tanto sacrificio conseguirlo que ni pensarlo, el se quedaría allí toda la vida, y haría todos los planes habidos y por haber para conseguirlo.
Pero una buena noche, sus planes se fueron al garete, cuando un tronco de un árbol se cayó, y le hizo caer al río inconsciente. Se agarró al tronco, porque apenas tenía fuerzas y vio como poco a poco el tronco iba a la orilla contraria. Una vez que llegó, vio todo lo contrario a la otra orilla: allí todas las gotas se quejaban de dolor de cabeza, de barriga, de los riñones, de la espalda, etc. Como siempre era de noche, nadie podía hacer casas, a parte que no había ilusión ni alegría para hacerlas.
Nuestra gota de agua vio una orilla, vio la otra, no le convencía dejarse fluir por el río, y encima se notaba pesada, oscura y con sombra. Nada iba bien.
Pero a veces cuando las cosas parace que no pueden ir peor...........van peor. Notó como el agua del río se estrechaba, la corriente era más rápida y cada vez había más piedras. A lo lejos vio lo que iba a pasar: otra cascada pero en este caso de 200 metros; no soportaría la caída y moriría.
Se agarró a una piedra con las pocas fuerzas que le quedaban, pero levantó la cabeza y............., no podía ser, otro tronco venía de frente para chocar con ella. Intentó apartarse, pero pensó por un momento- Hasta ahora he hecho todo bajo mis planes, voy a quedarme aquí a ver lo que pasa. Y de repente, crassssssssssssshhhhhhhhhhhhhh, el tronco chocó contra nuestra gota de agua.
Cuando se despertó se dio cuenta que estaba más ligera de peso, y vio unos casquetes de hielo alrededor. ¡No era una gota de agua, se había convertido en un trozo de hielo, y el tronco le había quitado ese peso!. Volvió a ser una gota de agua, volvió a tener sentimientos buenos y.........malos, pero.............era otra vez agua, aunque oscura y con sombra.
Pensó otra vez, voy a dejarme fluir otra vez, y se despegó de la roca y cayó a la cascada de 200 metros. Cayó a tanta profundidad que se clavó un cristal que había en el fondo, hasta el centro de su gota. Rápidamente (cristal incluido) volvió a la superficie y respiró profundamente.
En un principio pensó me voy a quitar el cristal, pero no podía ya que lo tenía muy profundo. Con el paso de los días fue notando como el cristal le daba luz por dentro, y le quitaba la sombra.(yoga)
Las cosas iban mejor, se sentía bien y el cristal poco a poco iba saliendo. Pero cuando el cristal estaba a punto de salir, vio que otra vez se iba poniendo oscuro. Pensó y experimentó veinte mil cosas, para que el cristal volviese nuevamente a su sitio. Al final dio con la tecla: debía de hacer una serie de ejercicios todas las mañanas (yoga y meditación) para que el cristal volviese nuevamente a su sitio.
Y así lo hizo todos los días, de vez en cuando se descuidaba, pero cuando volvía a ponerse oscuro volvía a hacer los ejercicios.
Siguió de esta manera unos años, y un buen día vio que el cristal se hizo más grande, y le hizo ver un diamante que llevaba dentro y que nunca lo había notado. (el verdadero yo)
Desde entonces ese diamante le dio dicha. Podía ir de vez en cuando a una orilla, a la otra, podía chocar contra troncos..........ya nada le importaba porque estaba por encima de las cosas y era feliz.
Lo que antes le odiaba tanto, ahora le encantaba: dejarse fluir por el río. Un día metió la cabeza bajo el agua, y vio cosas que ninguna gota había visto antes. Y así se dio cuenta que el llevaba su felicidad por dentro, pero la vida tenía sus dos orillas, por las cuales hay que pasar de vez en cuando, pero con sabiduría. Todo se lo había dado un simple espejo y una serie de ejercicios.
Un buen día de mucho Sol, notó como se iba haciendo cada vez más delgada y tuvo que dejar su cristal y su diamante. Poco a poco ascendió para convertirse en nube otra vez, pero subía contenta porque sabía que con un cristal, encontraría nuevamente el diamante que llevaba dentro.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Espero que os de que pensar.
!!that´s wonderful!!
uhm....
DISEÑO DE GOTAS DE AGUA
JEANPIERRE
MARTIN
MILUSKA
YAREN
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